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Iphone y China, todo lo que Apple necesitó para ser la empresa número 1


El_Tano
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La tercerización se ha vuelto algo habitual en centenares de sectores, entre ellos la contabilidad, los servicios legales, la banca y las industrias textil, automotriz y farmacéutica. Sin embargo, si bien Apple dista de ser la única, constituye un ejemplo de por qué el éxito de algunas compañías importantes no se ha traducido en gran cantidad de empleos en el país.

 

"Las empresas sentían antes la obligación de apoyar a los trabajadores estadounidenses, incluso cuando no era esa la mejor opción en términos económicos", señaló Betsey Stevenson, que se desempeñó como economista jefa del Departamento de Trabajo de EE.UU. hasta septiembre. "Eso ha desaparecido. Las ganancias y la eficiencia se han impuesto a la generosidad." Los ejecutivos de Apple afirman que el éxito de Apple ha beneficiado a la economía al inspirar a emprendedores a generar empleos en empresas como proveedoras de celulares y firmas de transporte de productos de Apple. "No tenemos la obligación de resolver los problemas de los EE.UU.", dijo un actual ejecutivo de Apple. "Nuestra única obligación consiste en fabricar el mejor producto posible."

 

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Conseguir los contratos

 

Unos años después de que Apple empezara a producir la Macintosh en 1983, Jobs se jactó de que se trataba de "una máquina hecha en EE.UU.". Para 2004, sin embargo, Apple se había desplazado de forma masiva a la fabricación en el exterior.

 

Asia resultaba atractiva porque sus trabajadores semicalificados eran más baratos. Pero no era eso lo que animaba a Apple. La concentración en Asia "se redujo a 2 cosas", dijo un ex alto ejecutivo.

 

Las fábricas asiáticas "pueden aumentar y disminuir su magnitud más rápido" y "las cadenas de oferta asiática han superado las posibilidades existentes en los EE.UU." El impacto de esas ventajas se hizo evidente en cuanto Jobs, que estaba disconforme con las pantallas plásticas del iPhone, exigió pantallas de vidrio en 2007.

 

Durante años, los fabricantes de teléfonos celulares habían evitado usar vidrio porque exigía una precisión de corte y acabado que era muy difícil de lograr. Apple ya había elegido una empresa estadounidense, Corning Inc., para la fabricación de vidrio reforzado.

 

Sin embargo, determinar cómo cortar los paneles en millones de pantallas de iPhone exigía encontrar una planta de corte vacía, centenares de piezas de vidrio para experimentar y un ejército de ingenieros. Luego llegó una oferta de una fábrica china.

 

Cuando un equipo de Apple hizo una visita, los propietarios de la planta china ya estaban construyendo un ala nueva. "Es por si nos otorgan el contrato", dijo el gerente, según un ex ejecutivo de Apple.

 

El gobierno chino había aceptado subsidiar los costos de numerosas industrias, y esos subsidios comprendían a la fábrica de corte de vidrio. La compañía tenía un depósito lleno de muestras de vidrio que ponía a disposición de Apple de forma gratuita. Los propietarios proporcionaron ingenieros prácticamente sin costo. Habían hecho construir dormitorios en el predio, de modo tal que los empleados estarían disponibles las 24 horas del día. La planta china obtuvo el contrato.

 

Las ventajas chinas

 

A 8 horas en auto de la fábrica de vidrio hay un complejo, que se conoce con el nombre informal de Foxconn city, donde se monta el iPhone. Las instalaciones cuentan con 230.000 empleados, muchos de los cuales trabajan seis días por semana y suelen pasar hasta 12 horas diarias en la planta. Más de la cuarta parte de la fuerza de trabajo de Foxconn vive en dormitorios de la compañía, y muchos trabajadores ganan menos de 17 dólares por día.

 

A mediados de 2007, una vez que los ingenieros de Apple perfeccionaron un método de cortar vidrio reforzado para que se lo pudiera utilizar en la pantalla del iPhone, las primeras cargas llegaron a Foxconn City en plena noche, según el ex ejecutivo de Apple. Fue entonces que los gerentes despertaron a miles de trabajadores que con toda rapidez se dedicaron a montar los teléfonos de forma manual.

 

En declaraciones, Foxconn Technology desmintió la versión del ejecutivo y escribió que un turno a medianoche era imposible "porque tenemos estrictas regulaciones sobre las horas de trabajo de nuestros empleados." La compañía dijo que todos los turnos comenzaran a las 7 de la mañana o a las 7 de la tarde, y que a los empleados se les notifica con por lo menos 12 horas de anticipación cualquier cambio de horario. En entrevistas, empleados de Foxconn han desmentido esas afirmaciones.

 

Foxconn tiene decenas de instalaciones en Asia y Europa oriental, además de en México y Brasil.

 

Monta alrededor del 40 por ciento de los productos electrónicos del mundo para clientes como Amazon, Dell, Hewlett-Packard, Motorola, Nintendo, Nokia, Samsung y Sony.

 

Apple dijo también que China proporcionaba ingenieros en cantidades que los EE.UU. no podían igualar. Los ejecutivos de Apple habían estimado que necesitarían unos 8.700 ingenieros industriales para el proyecto del iPhone.

 

Analistas de la empresa habían pronosticado que llevaría 9 meses encontrar tantos ingenieros en los EE.UU. En China, sólo hicieron falta 15 días.

 

Es difícil estimar cuánto habría costado construir los iPhones en los EE.UU. Sin embargo, diversos analistas calculan que pagar sueldos estadounidenses habría sumado 65 dólares a los gastos de cada iPhone. Dado que las ganancias de Apple suelen ser de centenares de dólares por teléfono, la fabricación en el plano nacional de todos modos generaría grandes ganancias.

 

Pero esos cálculos son inútiles, dado que la fabricación del iPhone en los EE.UU. habría exigido mucho más que contratar personal estadounidense: habría implicado transformar la economía nacional y global. Los ejecutivos de Apple consideran que los EE.UU. simplemente no tienen la cantidad necesaria de fábricas ni de trabajadores.

 

 

Desaparecerán los empleos de clase media

 

La primera vez que Eric Saragoza entró en la planta industrial de Apple en Elk Grove, California, fue en 1995, y la planta cercana a Sacramento daba empleo a más de 1.500 trabajadores. Saragoza, un ingeniero, ascendió con rapidez en la fábrica y se incorporó a un equipo de diagnóstico de elite. Su sueldo llegó a los 50.000 dólares.

 

"Sentía que por fin mis estudios estaban rindiendo frutos", dijo. "Sabía que el mundo necesitaba gente que pudiera fabricar cosas." Unos años después de que Saragoza empezara a trabajar, sus jefes explicaron que la planta de California estaba rezagada respecto de las fábricas extranjeras: el costo, excluidos los materiales, de fabricar una computadora de 1.500 dólares en Elk Grove era de 22 dólares por máquina. En Singapur, costaba 6. En Taiwán, 4,85 dólares. Los sueldos no eran el principal motivo de la disparidad, sino que lo eran costos como el inventario y el tiempo que los trabajadores tardaban en finalizar una tarea.

 

Se desplazaron al exterior algunas de las tareas de rutina de Elk Grove. Luego la robótica que convirtió a Apple en un centro futurista permitió a los ejecutivos reemplazar empleados por máquinas. Ciertas tareas de ingeniería de diagnóstico se trasladaron a Singapur.

 

Después le tocó el turno a Saragoza. Aparentemente se lo consideró demasiado caro para un puesto que no exigía mayor calificación y carente de antecedentes para un alto cargo gerencial, por lo que en 2002, al finalizar un turno nocturno lo convocaron a una pequeña oficina, lo despidieron y lo acompañaron luego a la salida.

 

En Silicon Valley había posibilidades de empleo, pero ninguna prosperó. "Lo que querían era gente de 30 años sin hijos", dijo Saragoza, que hoy tiene 48 años y cuya familia tiene 5 integrantes.

 

Después de unos meses de buscar trabajo, empezó a sentirse desesperado, por lo que aceptó un empleo de chequeo de iPhones e iPads devueltos. Todos los días Saragoza manejaba hasta el edificio donde alguna vez había trabajado como ingeniero y, por 10 dólares la hora y sin beneficios, controlaba miles de pantallas de vidrio y puertos de audio. Pasados dos meses, renunció. Lo que cobraba era tan poco, que concluyó que le convenía más dedicar esas horas a buscar otro empleo.

 

Una reciente tarde de octubre, mientras Saragoza se sentaba ante su MacBook y enviaba otra ronda de cv online, del otro lado del mundo una mujer llegaba a su oficina. Lina Lin es una gerente de proyecto en Shenzhen, China, de PCH International, que tiene contratos con Apple y otras compañías electrónicas para coordinar la producción de accesorios, como los estuches que protegen las pantallas de vidrio del iPad.

 

Lin gana algo menos de lo que Apple le pagaba a Saragoza. Ella y su esposo guardan en el banco la cuarta parte de lo que ganan por mes. "Hay muchos empleos", dijo Lin. "Sobre todo en Shenzhen." Los economistas destacan que, en ocasiones, acontecimientos inesperados transforman una economía en problemas. Lo que no se sabe, sin embargo, es si los EE.UU. podrán convertir las innovaciones del futuro en millones de empleos.

 

En los últimos 10 años, los avances tecnológicos en energía solar y eólica, fabricación de semiconductores y tecnologías de pantalla han creado miles de puestos de trabajo. Pero si bien muchas de esas industrias comenzaron en EE.UU., buena parte del empleo se genera en el exterior. Las empresas han cerrado grandes plantas en EE.UU. para reabrirlas en China. A modo de explicación, los ejecutivos dicen que compiten con Apple por accionistas. Si no pueden rivalizar con el crecimiento y los márgenes de ganancia de Apple, no sobrevivirán.

 

 

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