Vivir en una casa rondante, carpa o motorhome junto a la costanera

[El_Tano]

Casa con vista al río , sin vecinos cerca que lo molesten, a inmejorable precio, en zona muy transitada e incluso a metros de uno de los boliches más caros de la Ciudad”, podría decir el anuncio de una inmobiliaria. Es que la zona de la Costanera Norte, entre La Pampa y Ciudad Universitaria , donde están ubicados los restaurantes, tiene ahora una decena de motorhomes estacionados frente al río, con hombres viviendo y trabajando allí.

 

Nada es improvisado. Los más organizados tienen parrilla, sommier, televisor y hasta perro.

 

Los otros se conforman con una cama y una garrafa para hornallas y, por ahora, todos usan el baño de “El Abanico”, una parrillita al paso que está a pocos metros de sus viviendas rodantes.

 

Las razones por las que decidieron vivir ahí son distintas: el alto precio de los alquileres, una necesidad de cambio de vida, y hasta por trabajo. Pero todos comparten el mismo amor por la pesca y trabajan las 24 horas vendiendo carnada y artículos necesarios para los pescadores. Allí se consiguen boyas, tanza, reels e incluso cañas. “Toque timbre, atiendo las 24 horas”, dice un cartel en la puerta del colectivo de Gustavo Guillermo Finamore, un hombre de 63 años que tras quedarse sin trabajo y vivir mucho tiempo en una carpa en la Costanera pudo comprarse su particular vivienda. La mayoría llegó en los últimos dos años, pero hay uno, “el Alemán” (ver Con somier ), que tiene 65 años y vive ahí desde 2003 . Primero en carpa, después en su auto y más tarde en una pequeña casilla térmica color celeste.

 

 

El último en llegar fue Alejandro, que tras divorciarse de su mujer hace seis meses y dejar su casa compró un colectivo y lo estacionó frente al río. “Alquilar un departamento es demasiado caro y no me alcanzaba el dinero, por eso, en cuanto vi este micro en venta, se me ocurrió comprarlo y venir a vivir acá. La idea es ir arreglándolo con el tiempo, ya le saqué los asientos y estoy construyendo el baño”, afirmó.

 

Los que están casados y tienen hijos aprovechan los fines de semana para pasarlos con ellos y enseñarles a los más chicos el “negocio familiar” mientras disfrutan del día al aire libre. “Los fines de semana, y algunas veces en la semana, viene mi familia. Ponemos la mesa y comemos al aire libre, contó Vito Ortiz, dueño de una van preparada como casa rodante y padre de cinco hijos”, y agregó: “Mi mujer trae estofado, lo calentamos en mi garrafa y comemos todos juntos. Los sábados, además, se queda a dormir conmigo”.

 

El futuro lo imaginan allí. Incluso algunos piensan en ahorrar para poder comprar un motorhome más grande para llevar a toda su familia a vivir con ellos. “A mí me encantaría vivir acá como papá y cuando sea grande quiero trabajar también en esto, porque me encanta pescar y me divierto mucho siempre que vengo”, dijo Enzo Ortiz, de 12 años, hijo de Vito.

 

Concuerdan en que vivir a orillas del río es único y aseguran tener la mejor vista del amanecer y anochecer de toda la Ciudad. “Yo creo que me voy a morir acá. Este es mi lugar en el mundo, todo lo que estaba buscando hace mucho tiempo. Soy feliz solamente viendo el amanecer”, concluyó Alejandro mientras tomaba un mate con galletitas mirando al río.

 

Via:Clarin