GutZ Publicado 8 de Marzo del 2012 Reportar Publicado 8 de Marzo del 2012 El secretario de Transporte tropezó dos veces el día de la tragedia: cuando minimizó sus alcances, dijo que no habría sido tan grave en un feriado y responsabilizó a los pasajeros por viajar amontonados en el primer vagón del tren. La suma de exabruptos habría bastado para la renuncia. Pero está claro que no ha sido eso. Aquí se adivina un límite de la sociedad a las tantas veces denunciada política de transporte -por su ineficiencia, inseguridad y corrupción- y al mismo abordaje que ha hecho el Gobierno de las muertes de ciudadanos comunes en una estación de ferrocarril. Es en la emergencia donde un sistema de decisiones concentradas como el que ha montado el kirchnerismo muestra sus deficiencias. La Presidenta no dejó de cometer errores desde el día de la tragedia, algunos incluso que abrieron dudas sobre su sensibilidad. No hubo quien le sugiriera enmiendas ni correcciones en un Gobierno de hombres temerosos. No hay duda de que la Presidenta, como en otras ocasiones, habría mantenido a Schiavi en el Gobierno de haber podido hacerlo. Sólo que se han movido los límites. Clarin 1
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