Alejo Publicado 24 de Julio del 2012 Reportar Publicado 24 de Julio del 2012 Un profesor de robótica de Singapur es el cerebro, y el romántico, detrás del "Kissenger", un nombre inspirado en "kiss" (beso) y "messenger" (mensajero). Para que funcione, los enamorados deben tener cada uno un Kissenger. Se trata de una pequeña cabeza de plástico con labios de gran tamaño que basta besar para que a la distancia, y gracias a Internet, del otro lado se pueda sentir una vibración que se genera en la boca del otro aparatito y del enamorado. Para aumentar la sensación del beso, los tortolitos pueden "besarse" mirándose en directo en la pantalla de sus computadoras, dice Hooman Samani, el profesor-cupido. Los labios artificiales, hechos en silicona con detectores de movimiento, garantizan "las mejores sensaciones", asegura Samani, profesor de robótica en la Universidad Nacional de Singapur (NUS, sus siglas en inglés). "Pueden ser utilizados como un medio para mejorar las comunicaciones entre los seres humanos", auguró Samani. El "Kissenger" fue presentado en junio durante una conferencia científica en Gran Bretaña y está punto de ser terminado en un laboratorio instalado por la NUS y la Universidad Keio de Japón. Sin embargo, "cuestiones éticas" le están poniendo trabas a su salida al mercado, confesó Samani. "Un beso es algo muy íntimo. Para poner en el mercado un producto que va a tocar un tema sensible, debemos efectuar los estudios apropiados, sobre los aspectos sociales y culturales", se ataja Samani que teme que su invento se vea rodeado de polémica en vez de amor. Clarin
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