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Tenia sexo con su ex pareja, la asesinó y quedo libre | Carlos Molina


Alejo
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" Lo único que recuerdo es que agarré la cuchilla, nada más” , admitió el taxista Carlos Molina (47) ante los jueces de la Cámara 6ª del Crimen de Córdoba. Estos le creyeron: lo condenaron a una pena condicional de tres años por haber asesinado de 10 puñaladas a su esposa en 2007.

 

Con esta condena, que generó gran polémica, el hombre seguirá en libertad , tal como llegó al juicio. La fiscal María Inés Ferreira había pedido la misma condena que luego le aplicaron los jueces Alberto Crucella, Daniel Ottonello y Julio Guerrero Marín.

 

 

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Es que este tribunal cordobés entendió que Molina había actuado bajo emoción violenta cuando, en el atardecer del martes 17 de julio de 2007, hirió mortalmente a Elsa Susana Cano en su casa del barrio El Quemadero, en la zona norte de la ciudad de Córdoba. Justamente ese día la mujer cumplía 35 años. Para los jueces, el hombre fue influenciado por las revelaciones que ella le hizo sobre un amante .

 

El taxista estuvo preso dos meses apenas cometió el crimen. Pero luego el fiscal instructor Marcelo Hidalgo lo dejó libre, tras analizar las pericias psiquiátricas que aseguraban que hubo “emoción violenta” y “arrebato pasional” . Pero le impuso un riguroso tratamiento psiquiátrico y psicológico que el ahora condenado cumplió y que deberá seguir cumpliendo .

 

Molina y Cano estaban juntos hacía más de una década, desde 1995. Vivían en una humilde casita blanca del Quemadero. Fruto del amor que alguna vez hubo entre ellos nacieron tres hijos de 10, 7 y 3 años . Además, la mujer tenía un hijo de 16 años con una pareja anterior.

 

Sólo cinco días antes del crimen, Elsa abandonó a su marido y regresó con sus hijos a su casa materna, ubicada a sólo media cuadra de donde vivía con Molina.

 

El taxista trabajaba de noche y su esposa era ama de casa. Para los vecinos de esta barriada “eran un matrimonio muy bueno, vivían preocupados de los hijos. Se los veía siempre juntos”.

 

Ninguno podía explicarse “por qué pasó lo que pasó”.

 

Sin embargo, los investigadores de Homicidios pudieron determinar que la pareja se había disuelto. Pese a las apariencias, estaban en crisis y el regreso de la víctima a la casa de su madre “fue determinante”, según los policías. Ellos rescataron un dato clave: Elsa Cano había vuelto a verse con su ex pareja .

 

La tarde del martes 17 de julio de 2007, Molina estaba esperando que le llevaran el taxi para salir a trabajar, como lo hacía todas las noches. Pero llegó quien era todavía su esposa a buscar la ropa de los chicos: “Vengo a llevarme lo que queda.

 

Ya no voy a volver con vos.

 

Fui a la peluquería y no me atendieron, esta noche tengo que salir a festejar” , le disparó Elsa al padre de tres de sus hijos, según relataron el hombre y los vecinos.

 

Y ahí no más lanzó otra serie de críticas hacia Molina: “Perdí 13 años de mi vida con vos, no pienso volver acá” , le dijo, según la reconstrucción judicial. Cuando el taxista le imploró recomponer la relación, la mujer siguió: “Callate che, boludo ‘gorreado’ (n. del r.: en Córdoba, hombre que padeció una infidelidad).

 

Siempre fingí con vos, me vuelvo con Juan (su ex pareja). Él es un hombre de verdad y siempre me hizo gozar. A él siempre lo seguí amando” . Y su última frase, según el acusado, fue: “Con él me saco las ganas” . Este testimonio fue dado ante el fiscal Hidalgo por el propio matador y por los vecinos que escucharon la discusión.

 

Furioso, Molina agarró un cuchillo de unos 20 centímetros de hoja y le dio seis puñaladas a su mujer en el tórax y abdomen, y otras cuatro en los brazos y el cuello.

 

Además, se hizo unos cortes en las muñecas para suicidarse.

 

La mujer intentó pedir ayuda a su familia y salió hacia su casa materna ensangrentada y gritando: “Fue Carlos, fue Carlos” . A los pocos metros cayó, se arrastró y quedó tendida junto a un árbol. Un familiar la alzó y la llevó hasta un móvil policial que pasaba.

 

El asesino, con los brazos sangrando, salió gritando: “Me voy a matar” . Y corrió hasta una avenida cercana.

 

Minutos después, otro patrullero encontró al taxista Molina en una banquina.

 

“Yo la maté y me voy a tirar abajo de un camión, no quiero vivir más” , les dijo a los policías que lo detuvieron. Y les pidió: “Mátenme, no quiero vivir más”.

 

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En palermo o en costanera Sur, los taxistas hacen colas para levantarse un traba y estacionarce en el oscuro. No son nenes de pecho los tipos que andan toda la noche sin rumbo.

 

Mas alla de que la mina actuo mal, no se si era para matarla, pero todo esto deja algo de moraleja.

 

Cuando tu chica te diga, "Si con mi ex ya no pasa nada" "Solo quedamos como amigos" hay que recordarle sutilmente este caso, asi saben como pueden terminar..

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