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Personas que viven en la plaza del congreso, la otra realidad Argentina


Constantine
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Una pareja le cambia los pañales a su bebé. Un joven duerme sobre un carro. Varios hombres charlan al lado de carpas improvisadas con madera y cartón. La vida transcurre a la vista de todos en la Plaza del Congreso , convertida en un asentamiento donde duermen más de cien personas . Todas las noches se forma una larga y resignada cola en Hipólito Yrigoyen y Solís , cuando distintas organizaciones van a darles de comer a los habitantes de la plaza. Desde iglesias evangelistas hasta personas solidarias se acercan con algo de sopa o guiso. “Algunos repitieron varias veces y me quedé sin nada”, se queja un hombre. Una monja le ofrece un trozo de pan. Después el grupo reza, levanta sus cosas y se va. Los hombres y mujeres de la calle se quedan ahí, solos consigo mismos.

 

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Entre los que acaban de recibir su cena está El Entrerriano. Tiene unos 50 años y dice que vivió en Estados Unidos, que asesoró a presidentes, que los argentinos son muy “burlistas” y que es buen negocio plantar remolacha. “Acá falta educación”, concluye. Muy cerca, un chico de unos 20 años digiere la sopa con la mirada perdida.

 

En 2010, Médicos del Mundo atendió a 93 personas en la Plaza del Congreso y realizaron 302 consultas. El 70% eran hombres y el promedio de edad de 39 años. El 18% llevaba más de 3 años en la calle y el 24%, entre 1 y 3 años. El 67% estaba solo. El 30% era adicto al alcohol, el 20% a la cocaína, el 20% al paco y el 30% a la marihuana. En la organización explican que muchos sufren enfermedades psiquiátricas o adicciones porque la falta de red familiar y de trabajo afecta su salud mental.

 

“Tanto la Plaza del Congreso como otros espacios similares se usan para dormir por el fácil acceso a los recursos. En los alrededores hay bares, hoteles y restaurantes que les dan comida”, dice Gonzalo Basile, titular de Médicos del Mundo Argentina. También revela que, como el 30% de los que viven en la calle no tiene DNI, no puede acceder a programas de asistencia. Mientras, en el Ministerio de Desarrollo Social porteño afirman que sólo 30 personas que viven en la plaza aceptaron ser registradas en programas de asistencia.

 

Hay varias familias, como una con cinco hijos que llegó hace un mes porque el padre perdió el trabajo y no pudieron seguir pagando su vivienda. “Los chicos van a la escuela, tienen certificados de vacunación y están bien atendidos. La madre no quiere que crezcan en la calle. Tampoco ir a paradores, porque separan a hombres de mujeres”, cuenta una coordinadora del proyecto Salud en Calle de Médicos del Mundo.

 

Los vecinos dicen que hay varias familias, pero también jóvenes que fuman paco y arrebatan celulares. “En la glorieta del lado de Rivadavia viven familias tranquilas –afirma un vendedor ambulante–. Pero en la de Hipólito Yrigoyen y al lado de la Caja de Ahorro hay paqueros que apuran a la gente para sacarle plata. O roban y se refugian en la plaza. Hace quince días la Policía Metropolitana intentó desalojar a todos y quemaron colchones. Pero la gente volvió”.

 

En la glorieta de Rivadavia hay cuatro toldos y unos cuantos colchones en el piso. “En Navidad, hasta pusieron adornos –cuenta Paula Barran, una vecina–. Yo los entiendo, porque no tienen adonde ir. Me duele verlos dormir en la plaza, que es una de las vidrieras del país y está muy degradada. No solo porque vive gente que debiera tener un techo digno, sino porque faltan bancos y cestos y los que hay siempre aparecen rotos”.

 

“Es zona liberada –se queja un comerciante de Paraná y Rivadavia–. Los de la plaza te roban y después desaparecen un par de días”. “El otro día uno que duerme en la puerta del cine Gaumont nos rompió un vidrio de una patada –cuenta el encargado de un bar–. Y siempre sacamos gente que entra a robar carteras. Pero cuando los que viven en la plaza nos piden agua o hielo, se lo damos”.

 

Mientras guarda sus termos, una voluntaria anónima reflexiona: “Tratamos de acompañar a la gente que vive en la calle y de generar un vínculo. No cuestionamos su forma de vida. ¿Cómo juzgar a alguien que no tuvo nuestras mismas oportunidades?”.

 

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Esta gente no deberia de preocuparse, tienen la suerte de contar con Senadores y Diputados que pueden duplicarse el sueldo y ganar mas de 40 mil pesos mensuales sin pagar impuestos a las ganancias, que velan por su seguridad y bienestar junto con Cristina que gasta 400 millones de pesos en un contrato para que exista "TC para todos" asi que encima los finde semana pueden ir hasta el bar de la estacion y mirar futbol y carreras de autos gratis!!!

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Que loco cuando el Sarcasmo es la realidad...

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